7 de julio de 2013

Diario de un trayecto.

Diario de un trayecto,
allí donde eras tu la partida
y una incógnita el destino.

Un destino que parada a parada
se nublaba, como tus ojos
cuando acariciábamos el futuro.

Y fue el futuro un reflejo, oscuro,
si, como cada túnel atravesado,
del doloroso presente vivido.

Vivía, pero de mentira, 
como cuando andaba,
sólo mirando al suelo.

Pero el suelo no hablaba, 
y yo, agobiado, sin consuelo,
no logré encontrar respuesta.

Sólo pude mirar tu reflejo, 
en la ventanilla más sucia,
y seguir escribiéndote.

Te escribí, pero no encontré respuesta, ni la tuya tampoco, y sólo pude encaminarme a un futuro donde aún quedaran cosas que perder, porque ya sabes que soy un suicida, sin miedo al derrumbe, sin miedo a perderme en el trayecto, ni en tus labios. 
Y sólo pude firmar con tus iniciales este diario de viaje, que agoniza, sin tu gesto pensativo reflejada en mi ventanilla.

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