nos perdemos en un mar de mentiras.
Y ese mar se llena de mil olas con tu forma,
de largas noches de conversación infinita,
de libros enmarcados en la eternidad,
de insomnio duramente personificado
y de ojeras y labios jodidamente secos.
Pero de pronto despertamos, aprendemos,
y deseamos dejar de nadar en la mentira.
Y es cuando naufragamos en la realidad.
Dura, pero real.
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