cada vez que sobrevolamos
la insensatez de tus rojos labios,
rozando los míos,
secos
Volví a tu cuello y entonces,
no fue tiempo para complejos,
volamos alto,
sobre nuestros miedos.
Y recostado sobre tu pecho,
te sentí,
como nunca,
libre.
Sin abismos,
sin complejos
y sin miedos.
Sin cadenas.
Libre.
Sin más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario