25 de octubre de 2013

Escribiendo a tus ojeras.

Eran noches de insomnio,
de momentos eternos
perdidos entre líneas,
Benedetti, Bukowski, Lorca...

Y escribirte con arañazos en el cuello,
escribir a la sombra de tus ojos,
que desde la oscuridad
me roba susurros
sin más consideración
que la locura en nuestra mirada.

Y despertarme en tus sombras,
pero sólo en sueños,
porque tu reflejo 
en aquel tren de Atocha
se perdió en los cruces
del recuerdo...

Se perdió y sigo esperando
que tus ojeras vuelvan,
que vuelvas,
a iluminar oscuridad
como aquella noche
iluminaste Atocha,
todo Madrid.

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