30 de septiembre de 2013

Mañanas de rutina sin ti.

Como una negra sombra
que apaga tus alegres ojos.

Como un momento de locura
en una mañana olvidada,
enterrada en la locura
de mil poetas sin musa,
si quiera sin boli.

La locura de recordarte
durante estas seis horas
de cárcel constante,
en la que la biología
no es más que tu forma,
las matemáticas,
la incógnita,
tus ojeras.

Y nuestras miradas
algún día olvidadas
a la oscuridad
de un susurro perdido,
la filosofía,
Sócrates muero por justicia,
Marx anhelando libertad. 

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