La calle está vacía,
y la noche
es demasiado gris
como para
no mirarte
a los ojos,
e iluminar
la constante caída,
el eterno bucle
en el que
se ha convertido,
en el que
has convertido
mi vida.
Y todavía
sigo aquí,
preguntándome
cómo tus labios
pueden,
con un toque
de magia,
salvar la caída y
devolverme
a la superficie,
devolverme
a ti.
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