30 de junio de 2013

Calor

Apenas puedo respirar, sudo, toda la presión contra mi. Y jode. Porque tu no eres la causa de todo ello, al contrario que ayer, cuando me perdí entre tus palabras y me encontré, de pronto y sorprendido, en tus labios. Tus labios, si, esos en los que empezó todo aquel susurro de jueves noche, jueves, viernes, sábado... He de confesar que perdí la cuenta, y con ella mis ganas de vivir, porque ya no tiene sentido vivir si no es para encontrar, para recordar, para besar... [Añádele "(te)" y quizás "(me)" encuentres.]

Pero el problema es que sigo sin encontrarme, sin encontrarte, y el calor me agobia mucho, y yo sigo buscando lluvia y frío, y, y, y... Y tengo tanto que decir que no me sale más que tartamudear y tengo demasiado miedo, porque nunca me había pasado, y sólo puedo escribirte, porque sólo te he visto en sueños, y sigo sangrándo(te) en una venas que ya acumulan demasiadas cicatrices, cicatrices que sólo evitan que broten ríos de tinta procedentes de un corazón negro, que como Dios, dudo que exista. Será una simple leyenda urbana. Un "y" más en esta calurosa noche sin tus labios.

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