21 de julio de 2014

Crónica de una juventud abandonada.

Sus ojos verdes, de una hermosura maligna -como llamaría Cortázar a la locura de su mirada- habían llorado el polvo del susurro del recuerdo. Habían olvidado la realidad de los sueños, y el placer del insomnio. Sus ojos habían gritado, habían pedido auxilio al vacío del pasado, habían sangrado la vida y vivido el dolor. Habían cantado veinte canciones desesperadas y un sólo poema de amor; que había llenado de metáforas cada pestañeo, cada caricia a la eternidad perdida.
Silencio.
Soledad.
Invierno. 
Crónica de una juventud abandonada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario